Yonaguni

"R´lyeh japonatxi al canto"

Al sureste de Okinawa hay una pequeña isla llamada Yonaguni. En 1988 el submarinista japonés Kihachiro Aratake encontró a unos 25 metros de profundidad unas gigantescas estructuras de piedra con formas curiosas que en un principio fueron consideradas de origen natural.

Así quedó la cosa hasta que el geólogo Masaki Kimura, profesor de la Universidad Ryuku de Okinawa las analizó llegando a la conclusión de que aquello estaba hecho por manos humanas.

La movida es que el conjunto consta de una especie de pirámide escalonada de unos 25 metros de altura con formas y bordes perfectamente marcados, una vía bordeada con monolitos, canales de drenaje y edificios también piramidales alrededor de la pirámide más grande.


Como en casi todas las cosas de este tipo, la polémica está servida, hay defensores de que estas formaciones son de origen natural, pero no pueden hablar demasiado alto porque no hay estructuras similares alrededor y tampoco se han hallado en todo el mundo formaciones naturales tan perfectas.

Lo que ya dispara todas las imaginaciones es la estimación de que el complejo de Yonaguni data del año 8000 aDC. Y sobre todo, teniendo en cuenta que todos los estudios arqueológicos oficiales indican que en aquella época la población en Japón consistía en pequeños grupos de cazadores-recolectores, que de ninguna manera podrían haber dominado los conocimientos ni la tecnología necesaria para construir todo aquello.

Como la Navaja de Occam aparece bastante desafilada en este caso, unos hablan de la Atlántida, otros de la civilización Mu, ciudades antediluvianas...






La cuestión es que ahí están las piedras tercamente, trastocando toda la cronología arqueológica ortodoxa, a la espera de que alguien dé con una respuesta a su misterioso origen. La frikisología, por su parte, tiene claro que es cosa de Cthulhu, por lo que no nos gusta que anden toqueteando esas piedras.