lunes, 25 de febrero de 2008

El año sin verano

"Hace fresco, no? Es la Tierra, que se ha tirado un cuesco"


El año 1816 se conoce como "El año sin verano" o "el año de la pobreza". Recién acabadas las Guerras Napoleónicas, históricamente se le ha achacado a dichos conflictos y a un anómalo mal tiempo, la hambruna que sufrió, sobretodo, el norte de Europa.

Sin embargo, estudios recientes y la constatación de que ese fenómeno también se dió en parte de los Estados Unidos y Gran Bretaña, han llevado a los científicos a culpar a un "mini" cambio climático que han detectado hace poco.

Para analizar esta hipótesis tenemos que remontarnos uno año atrás, en concreto, el 5 de abril de 1815, y al otro extremo del mundo: Indochina, la actual Indonesia.



En esa fecha, en la isla de Sumbawa, sin previo aviso, se produjo la mayor erupción volcanica registrada por el ser humano: la del volcán Tambora.

Esta erupción sepultó a unas 12.000 personas, habitantes de la isla, pero el resto de las cifras no son menos escalofriantes. Se calcula que arrojó a la atmósfera de 150 a 175 kilómetros cúbicos de material volcánico. La explosión llegó a oirse a 4.000 km de distancia. De ser una montaña de unos 4.300 metros de altitud, quedó reducida a 2.815 que mide en la actualidad y se formó un cráter de 600 m. de profundidad.






La clave global de esta catástrofe son los 43 km de altitud a la que fueron lanzadas grandes cantidades de polvo y cenizas. Parte acabó cayendo, pero parte quedó en suspensión en la estratosfera provocando un efecto espejo que reflejaba los rayos de sol e impedía que estos calentasen la Tierra, y esto provocó que en lugares donde muy ráramente la temperatura bajaba hasta los 5º C en verano, se congelasen ríos, lagos y cosechas.









Hace poco, a raíz del estudio de los hielos antárticos e investigaciones estratigráficas, se ha descubierto que la actividad volcánica del planeta ha aumentado un 300% durante los 2.000 últimos años, y la cosa no tiene buena pinta porque no pocos investigadores afirman que una subida del nivel de mar conllevará un incremento de la presión submarina, que afectará a las bolsas de magma subyacentes. El escenario de una gran crisis global debida a un encadenamiento de grandes erupciones o una única de grandes proporciones es más ciencia que ficción.





La consecuencia friki de esta catátrofe es que, fue precisamente durante el "verano" del año sin verano cuando, ante el incesante mal tiempo, unos amigos hicieron un concurso para ver quién escribía la historia de terror más espantosa y Mary Shelley escribió "Frankestein o el moderno prometeo".

Por si acaso, nosotros hemos invertido toda nuestra pasta en una fábrica de paraguas antilava y en la industria de los tangas ignífugos. La victoria será nuestra... muahahahaha!!!