jueves, 22 de febrero de 2007

Diluvio en el Mar Negro

"Se funden los polos y Noé le echa la culpa a Dios"
Dicen algunos que el relato bíblico de Noé está inspirado en el mito mesopotámico de Uta-na-pistim. Como asumo que lo de Noé se lo sabe casi todo el mundo, esta es la supuesta versión original de la película:

Los dioses se mosquean con la humanidad (para variar, no sé para qué nos crearon) y deciden destruirla. Pero avisan a Uta-na-pistim que construya un barco y que lo llene de animales y semillas. Llueve, se mueren todos menos los colegas que iban en el barco. Bajan las aguas, Uta-na-pistim suelta un pájaro, hace una ofrenda a los dioses y pelillos a la mar.

Vamos, que cuando un judío le contase la historia de Noé a un mesopotámico, éste le contestaría sin lugar a dudas "Vieejoooo!".

Hasta aquí nada nuevo.

La cuestión es que algunos arqueólogos sostienen que estos mitos tan antiguos que persisten en distintas culturas, podrían ser interpretaciones exageradas de sucesos reales, que fueron transmitidos de generación en generación y, finalmente, puestos por escrito.

En este caso, hay una controvertida teoría que publicaron en 1998 dos geólogos de la Universidad de Columbia: William Ryan y Walter Pitman.

Estos dos pavos sostienen que allá por el 5600 adC hubo una inundación catastrófica en lo que hoy es el Mar Negro. Dicen que al final de la glaciación, subió el nivel de todos los océanos lentamente hasta que, en el caso del Mar Egeo, se superó la altura del dique natural que debía de haber en lo que hoy es el estrecho del Bósforo.



Este dique natural se fue al carajo formando una catarata brutal que arrojaba 43 Km3 de agua salada al día.

Esta hipótesis defiende que en esa zona había uno o varios lagos de agua dulce, formados al fundirse progresivamente los glaciares y las nieves de la última glaciación. Teóricamente, debían de ser zonas fértiles donde la relativamente recién inventada agricultura pudo aplicarse intensivamente favoreciendo la formación de nucleos urbanos razonablemente prósperos y poderosos para aquella época.


Según Ryan y Pitman, la rotura del dique natural del Bósforo supuso que, además de "contaminarse" el agua dulce con agua salada, el nivel de ésta pudo subir a un ritmo de 30 cm. diarios. Inundando ciudades y anegando tierras.

Si en toda esta movida a algún chalado le dió por construirse su casa con forma de barco y le salió bien la jugada, o quizá, algún viajero le avisó de lo que les venía encima, o sin más, algunos salieron por patas y la historia se modificó, queda como un misterio. Es más, ni siquiera tuvo por qué pasar nada de esto, porque la teoría es bastante discutida.

Sin embargo, si esto pasó como dicen, tuvo que ser un cataclismo del copón, totalmente incomprensible para las mentalidades de aquella época.

Ahora no es Dios, sino la Ciencia la que nos está avisando de que si no cambiamos, las cosas se van a poner feas. Nos reiremos, igual que en la Biblia, de los Noés que construyan arcas?

2 comentarios:

Sokar dijo...

Nos reiremos eh? Lo haremos? eh? eh?

Sok xDD

Jax I dijo...

Bueno, ya sabes el dicho... el que ríe el último es porque tuvo una agonía más larga.